
Bueno, había pasado buena parte de Enero, y como era de prever
no había cumplido mi propósito de Navidad-no (
copyright here) y ni había pisado ese
fantastic gym! que me había concedido, por la intercesión de su gracia, esa
tarjetita fantastic too! en la que salgo con esa
fantastic face! de cabreada que muestra esa sensación que embarga últimamente a cualquier usuario de un servicio público o no, que define perfectamente la frase:
"no puedes imaginar cuán harta estoy de vosotros".
Aún me quedaban unos días y
agotadas todas las excusas, resfriados, mal tiempo, poca gana, qué os voy a contar que no sepáis, pues
me decidí a penetrar en sus instalaciones ataviada de la indumentaria que yo creía apropiada para hacer deporte (creía), con el mochilón al hombro, dispuestísima a
abordar a la señorita del mostrador, hoja de horarios y clases a todo color oportunamente descargada de su
fantastic web!, y plantearle mi
interrogatorio de novata sobre: la
ubicación de todo,
normas de uso, para qué se pide en la página web una
clave de usuario, por qué yo
no la tengo o no la sé, qué
maravillas se ocultan tras la clave de los elegidos, por qué si soy
abonado de salud fin de semana... los domingos por la tarde está cerrado, significa eso que
me están robando, si es así,
puedo hacer algo, tienen
hojas de reclamaciones a disposición del cliente, los
deportistas verdaderos reclaman o sólo los
patéticos del deporte por necesidad lo hacen porque no aprecian en su debida magnitud el templo que les acoge, tengo premio por ser el
abonado que más tarde les ha visitado por primera vez, dónde está la
zona spa, tienen alguna
máquina de reanimación en los pasillos para evitar
muertes indeseadas, y un largo etcétera, empezando por dónde están los
vestuarios y qué diablos es el
workout...
Yo que soy una agradable y responsable muchachuela me fui con
más de media hora de antelación para poder solucionar antes estas dudillas y dar oportunidad a la interrogada de
que descanse para recuperar la serenidad del juicio (
Art. 393 Ley de Enjuiciamiento Criminal... una es "jurista" ante todo).
Tras el saludo cordial, mi presentación en sociedad, en plan,
hola es la primera vez que vengo, rápidamente, la señorita, se adelantó a cualquier pregunta y me soltó la
retahíla de funcionamiento: pues pides una tarjetita para la clase que quieras, y se la das al monitor, y puedes pedirla hasta una hora antes, no puedes entrar pasados cinco minutos, no puedes esto otro, tienes que traer aquello, luego me dió
un montón de papelitos sobre la peluquería, la fisioterapia, la piscina, el pádel... (sólo las
"ofertas" de la zona estética merecen post aparte).
Yo sujetaba mi tarjetita, la cartera, el horario, los papelitos, intentaba volver a cerrar la mochila y a la vez
asentía una y otra vez para que viese que lo comprendía todo todo, en esto que llegó la hora de explicarme
cómo llegar a los vestuarios, que iba a ser mi pregunta inicial antes de
quedar sepultada entre papeles de publicidad y normas de uso de las instalaciones, pero después de ver que estuvo unos tres minutos para explicarme cómo llegar al
torno ese donde pones la tarjetita y se abre, que se veía perfectísimamente desde donde estábamos... comprendí que
ni ella ni yo estábamos preparadas para resolver mis dudas en ese momento.... ya me he pasado de longitud, continuaré mañana.