9/6/11

En busca del ambientador escondido

Si es cierto que los anuncios de televisión (sí, estoy algo pesadita con el tema) intentan reflejar las apetencias de la sociedad, seducir a su target, yo tengo una duda con la que no puedo vivir:

 ¿cuándo está suficientemente escondido el ambientador?

Ahora resulta ser una ordinariez tirar del modelo común de forma trapezoidal y pegatina que nunca sabes si arrancar del todo o despegar sólo un poquito, porque ese no pasa por ser una piedra, lo que es moderno es tener varias piedras en el recibidor y camuflar tu ambientador entre ellas.

¿Y si no tienes piedras decorativas? Puede suceder, se han dado casos de personas que no ven las piedras como objeto ornamental, ni un jarrón con ramas, hay gente para todo; si éste es tu caso, simplemente el ambientador-piedra no es tu ambientador, porque el ambientador piedra aislado y solitario se ve a la legua que es lo que es.
Pero no hace falta que robes rocas de los jardincillos de la rotondas, podrías optar por los ambientadores-enchufe, pero claro, una botella de cristal colgante de la toma de corriente en mitad del pasillo también se muestra a las claras como un ambientador, y eso, ya no está permitido, los nuevos cánones de la ambientación del hogar nos lo impiden, así que tienes que buscar nuevos ambientadores extraplanos, enchufados y, además, camuflados con el color de la pared.
He desarrollado mi propia teoría del mínimo común camuflaje, según la cual, conseguirás el objetivo de no impacto visual cuando una persona con tres dioptrías y media sin las gafas no sea capaz de distinguir el bulto en la pared, más fácil imposible, os la cedo para vuestras comprobaciones domésticas.

Ahora bien, a mí los nuevos cánones éstos me disgustan bastante, parten de la premisa de que engañar a tus visitantes o incluso al resto de miembros de tu familia, bañando de embriagadores perjúmenes el hogar, incrementa tu nivel de autoestima y puedes considerarte así más molona que tus vecinos.

No lo veo.


No lo veo, no creo que engañe a nadie que nada más abrir la puerta tu recibidor huela a azahares blancos perlados y tu salón a nenúfares salvajes de oceanía cuando en tus 70m2 el único rastro de flor es un broche de fieltro y lo único vegetal que posees, a parte del frutero, es un sombrero de rafia.
Es más, si alguien te alaba que bien huele tu casa, te ha pillado, le gusta mucho el ambientador que has elegido y si fuese yo se pasaría el resto de la visita buscando dónde lo has escondido... aunque el psssh cada diez minutos suele ser la pista auditiva decisiva.