10/3/12

El cuento de la peluquera mágica y los siete peines

Por fin he encontrado MÍ peluquera, había oído leyendas de gente que encontraba un maestro tijerero al que acudir cerrando los ojos y dejándose llevar por el espíritu mágico de la creatividad, que todo eran risas y adulaciones, tal era la felicidad que sus peines impregnaban que las flores se abrían a tu paso. Al menos, así lo recuerdo yo, palabras de cuento de hadas, pura fantasía; vamos, yo no me creía nada. 

Para los lectores masculinos cuya petición habitual al peluquero sea "rápame al tres", todo esto es incomprensible; ¡ojo!, que ya quisiera yo tal precisión milimétrica para definir lo que quiero; que si hay algo difícil en una peluquería es comunicar tus expectativas, un escalofrío de inquietud recorre a aquellas que se atreven a pedir "un tonito más claro" y muchas son las que, tras tal osadía, salen homenajeando a Marilyn Monroe o tienen en mente unos dulces destellos caoba y llegan a casa convertidas en Pumuki.
Y yo creo que, precisamente por eso, la frase más utilizada por las temerosas usuarias, en un claro intento de minimizar los riesgos, es: "CÓRTAME LAS PUNTAS", y aún así, puede que las puntas terminen donde empiezan tus orejas y te enteres cuando ya es demasiado tarde.

Celebremos, pues, que he caído en las manos de una peluquera de cuento de hadas, me cuesta conseguir cita lo mismo que conseguir una audiencia con el rey, pero merece la pena, porque incluso me permito el lujo de pronunciar las palabras malditas: "HAZME LO QUE QUIERAS", como veis, estoy en pleno idilio.
Y mira que me "encantaban" las peluquerías:
 http://sometimesinvitingeyes.blogspot.com/2007/03/me-encantan-las-peluqueras-de-siempre.html
Sólo que, ahora, es de verdad.