Atchís. Si estuviéramos en vivo y en directo este discurso empezaría así... todos los inviernos the same. Si no respiro no duermo. Esta máxima acompaña todos mis procesos catarrales, duren dos días o tres semanas.
Anda la gente por
otros blogs hablando de las canciones religiosas que les han marcado... gente de colegio de pago de los buenos. De mi colegio público, no saqué yo marcamiento religioso alguno (ni crucifijo había... unos adelantados) en cambio, teníamos nuestra hora semanal de catequesis en la Iglesia... había que subir por una escalera de chapa metálica con sus peldaños al aire y unos filos cortantes que daban yuyu, bueno, a los niños normales no le daban yuyu, pero a mí me tenían dicho las personas con vínculo parental:
no subas corriendo, lleva cuidado, que te tropiezas o te empujan y te abres la cabeza. Eso sí que me marcó. Era el minuto más aciago, el de bajar/subir la escalera mortal. Eran otros tiempos sin defensor del menor, prevención de riesgos e inspectores de educación.
Llegabas a una sala enorme llena de puertas. La catequesis la daban, o las monjicas de la congregación religiosa que hay en el barrio o gente de buenas referencias y tal que ayudaban porque no había monjicas suficientes para tanto crío.
Todos queríamos que nos tocaran monjicas que mandaban menos deberes (sí, alguna motivada piadosa mandaba deberes y memorizar rezos... y las peores, las más jóvenes), además de que no metían presión con memorizar, contaban anécdotas y, lo más importante, traían gusanitos de cuando en cuando. Pero había pocas. Yo tuve dos años de fortuna y uno de infortunio.
Cuando se acercaba la Navidad, todos los años, el párroco se pasaba un día a contarte alguna
parábola -era un tanto rimbombante el hombre con sus cuentecicos-, con su correspondiente moraleja adoctrinante:
no seáis malos, hacedle caso los padres, no digáis palabrotas, esas cosas... por supuesto lo he olvidado todo, pero se me grabaron dos y las recuerdo muy nítidamente:
- El mendigo de las monedas de oro
La primera era para no contar mentiras sobre otras personas, la segunda, para ir a la iglesia los domingos. ¿Alguno está marcado también por ellas? ¿Sabéis de lo que hablo? ¿Me váis a obligar a explicarlas?
¿Por qué me acuerdo de cosas tan raras incluyendo la intro de Chocky aunque tuviese 5/6 años y todas y cada una de las cancioncillas de los dibujos animados? ¿Me quita eso muchas neuronas para aprenderme el Código Civil?
Y qué más da, nunca llegaré a ser princesa.