24/5/07

La gitana & sus bailarinas (y no, no es un músical ni un show de tablao flamenco)

Lo que tienen los mercadillos cuando aprieta el calor es que todo lo que ya es agobiante de por sí se hace mucho más agobiante, y las señoras, los carros y las silletas del bebé se te echan encima cual conductor suicida de la M-30. Decía una amiga mía que los mercadillos o los odias o los disfrutas... pues no, ni tanto ni tan calvo (qué coño querrá decir esta frase –sección ruegos y preguntas-).
Aunque hay tantas cosas que se disfrutan, a mí me siguen maravillando las súper frases de marketing que emplean, de todas las que he escuchado esta mañana me voy a quedar con la del tenderete de tropecientas mil bailarinas de todos los colores, tamaños, metalizadas y con lunares (que es lo que se lleva, oiga) donde a grito artístico decía la gitana (porque estas gritos con arte sólo lo tienen las gitanas de los puestos, para qué vamos a engañarnos):
¡La comodidad, tengo la comodidad, llévate la comodidad puesta guaaaaapa!.

No hay mercadillo bueno con “la calor murciana” que no tenga su número fijo de lipotimias, yo cada vez que voy me encuentro con alguna, hoy tocaba señora de cincuenta a sesenta años, cojín del puesto de enfrente bajo la cabeza, tumbada en el suelo, policía arrodillado hablando por el talkie y marido elevándole algo las piernas, que intentaba poner orden en el corrillo de mercaderes (dícese de los dueños de los puestos que dejan al chavalín atendiendo y se van a hablar con los colegas de puestos vecinos) que tenía formado, un par de ellos haciendo como aire con un cartón de esos de “1,50 €/kilo” y la mayoría haciendo diagnósticos diferenciales al más puro estilo House... tanto alboroto estaban formando (por la disparidad de las conclusiones sintomáticas) que el angustiado marido les ha espetado:
“¡Cuánto médico, cuánto médico, la virgen santa, no sé yo qué hacéis vendiendo en los mercaos!”.

Ahora bien, los mercadillos y el inglés les están jugando malas pasadas a un buen sector de la población, sirva como ejemplo, sin ir más lejos, la señora rubia permanentada y muy peripuesta que acompañada de su venerable marido, de cabellera blanca y chaqueta de señor marqués metido a portador de bolsas mil, lucía en su estupenda camiseta roja el siguiente slogan lentejueloso: “I HATE HIM” (para los aidonespikinglis: “LO ODIO (a él)”, eso sí, la camiseta con sus correspondientes hombreras, la elegancia que no se pierda.

13/5/07

Plan Perfecto

Por la mañana acompaño el café de leche condensada baja en calorías... junto con un mini-croissant. Para el almuerzo me tomo media tostada de tomate... y por la tarde me sorprendo apurando una bolsita de Conguitos TM. Mi plan “operación-bikini” es perfecto. ¿Acaso algo puede fallar?.


PD. Mi módem ha muerto. Descanse en paz. Gracias por acompañarme en el sentimiento (y esperar... si queda alguien por aquí, claro)