6/2/07

El gimnasio y yo (II)


...continúo...
Rauda y veloz (ya se había tragado todo mi margen de tiempo) doy siete pasos (aproximadamente) deposito mi fantastic tarjetita! sobre la simpática cruz roja... y... allí seguía la cruz roja, mientras, en el de al lado, uno tras otro, iban entrando gráciles jóvenes y ancianos precedidos de una deseada y aún más simpática si cabe, flecha verde... en el lugar donde yo seguía teniendo una crucecita roja. Me dije: "Conserva la calma, esta máquinita no ha podido averiguar tan pronto que no eres una deportista de verdad sino por necesidad".
Pues nada, siete pasos para atrás, a preguntarle a la señorita tras la computadora por qué una cruz roja me quiere negar el paso al templo. Uy, pues no sé que puede ser, a ver, no, no, no, no, el ordenador dice que no (me sóno a Carol Beer de Little Britain pero en guapo, por supuesto), no, no, no. Comienza el diálogo absurdo de la tarde:
- No ¿qué?
- No va
- Ya
- Así no te deja pasar
- Ya
- No sé que puede ser
- Yo tampoco
- Pues no sé
- (aquí entendí que mis dudillas iniciales no serían resueltas ni ese momento ni nunca) Pues, a lo mejor, como es la primera vez que vengo tiene que configurarla o algo
- Pues no sé
- Pruebe
- Espera... se levanta y va a preguntarle al guardia de seguridad (yo pensé que me iban a llevar al calabozo del fantastic gim! a lo Faemino y Cansado... y eso que aún no los había interrogado y/o acusado de estafa)
- (Vuelve) Sí, sí, mira... es que tengo que configurarla
- Ya (respiro de alivio, esta vez no me detienen)
- A ver, a ver,
- ¿?
- Ya está
[coged aire, voy a reproducir lo que recuerdo del lío que se hizo, sin que nadie le preguntase, y os prometo que yo ni puse cara de tonta ni nada para liarla, fue ella solita la que se lío de una manera sobrehumana, con una rapidez... y eso que yo hablo rápido...]
Ahora tienes que ir al fondo y en el lado derecho, detrás de la escalera, pero no subes la escalera, en la planta baja, antes de llegar a las pistas, a la derecha, donde está la mampara de cristal, pues a la derecha, ahí, antes de entrar dentro, estás aún fuera (sic) y hay un aparato, una máquina giratoria, pues le pones la tarjeta, pero no hay ranura, ahí, al fondo, está la máquina, y, con la tarjeta, la tienes, en la mano (cachis, yo pensaba cogerla entre los dientes), y la pones, ¿no?, y entonces, ya está, la he configurado, la tarjeta, la pones, se abre, y de uno en uno (voy sola... el mochilón no cuenta) pasáis (¿a qué coño se pone hablar en plural ahora?), bueno, como está configurada, ahora pasaréis, la ponéis, la sujetáis con la mano, ahí, encima de la máquina (me empezaba a dar miedo, yo retrocedía con cuidado, porque, os juro que se veía claramente, que no hay más de siete pasos, y que YA venía de ahí ), y entonces empujas con la cadera, o con la otra mano, tomas impulso ¿? (pero, por dios, ¿esto qué es? la primera clase del gimnasio, cuantas calorías quemas empujando la barra del torno giratorio), y entonces empujas fuerte (cual parturienta), y, y, y, (dejé de retroceder, quería ver de cerca cuánto tiempo era capaz de seguir hablando) y, y , y, pero... no muy fuerte, a ver si te vas a hacer daño si no va, si ves que no va, no va, no la fuerces, tú, cuando se ponga verde, empujas, ahí, al fondo a la derecha, cuando no esté rojo, que está verde (sic) entonces, ahí, y bueno, ahora irá, si lo he hecho bien, si lo he hecho mal, pues vuelves.
- ¿gracias?

Palabrita, que no puse cara de duda de hacia dónde ir, no hice ninguna referencia, llevaba incluso prisa, no quería ser cruel ni nada, no me hice la tonta, no puse cara de tonta, no sé si es que ella me la vió, yo iba con buenas intenciones, de mala fe y en vista del show, al final de la retahíla, mientras respiraba la pobre muchacha, le podía haber preguntado ¿entonces a la izquierda no?, pero, no lo hice, no hice nada de eso, ella sola se puso a desvariar sobre algo que se veía claramente, ahí y la mano extendida eran las únicas indicaciones que se merecía el asunto... en fin, esas cosas que me pasan por coger tiempo para ir a los sitios... aún no había llegado a la zona de los vestuarios, no me había dicho donde estaban, pero YA era la hora...


Sé que dije que continuaría al día siguiente, es decir, hace unos cuantos, pero google me ha obligado a cambiarme de versión para poder publicar entradas...

10 comentarios:

  1. Jajaja, vaya tela. Me ha recordado a las típicas películas españolas de la transición, cuando Ozores empezaba a hacer alarde de su incoherente verborrea y dejaba a todos con cara de tonto. Espero que esa pequeña odisea sea sólo una especie de bienvenida y no un denominador común en tus posteriores y espaciadas (en el tiempo) visitas al gimnasio. Yo quería empezar a ponerme en forma también, pero creo que lo haré en mi casa y saliendo a correr de vez en cuando.
    ¡Suerte!

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  2. Pues no, posteriormente ya me dirijo a la otra, para evitar conflictos... espero que lo de "espaciadas" no sea una crítica jaja porque a mí no me martiriza en absoluto. Esto de apuntarme al gimnasio ha sido la ultima ratio ya, porque tengo fuerza de voluntad 0 en cuestiones deportivas y odio salir a dar vueltas corriendo.. ya lo dije aquí, pero claro, también dije que no pisaría un gimnasio...

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  3. Anónimo22:09

    A esta pobre chica le vendría bien ir a un gimnasio para desarrollar el cerebro, pero de esos me suena que no hay...de todas formas lo dicho, los gimnasios son sitios diabólicos

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  4. A ver que me entere:

    ¿En los gimnasios hay tanta incompetencia o es sólo un sistema para adecuar la demanda a la oferta?

    Así no me extraña que no den ganas de ir.

    (Otro día te llevas una grabadora para colgar luego las indicaciones en intenné).

    ¿Te has apuntado a alguna actividad de meter hostias? (que si hay que hacer ejercicio que al menos se aproveche el esfuerzo)

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  5. MERCE: chica, tanto cómo diabólico no sé... pero calor como en el mismísimo infierno sí que hace ;P.

    OZKARITZ: Menos más que has vuelto, no cambiaba yo de post sin tu comentario... jaja. En cuanto a tus cuestiones, a ver, lo de la grabadora en plan periodista antena3 no lo veo, seguro que me pillan, además, para mi desgracia no se ha vuelto a repetir la historia, estoy segura de que alguien fue menos caritativo que yo y le dijo algo así como ¿estás tonta o qué? que está ahí, ya lo veo. Y se acabó la gracia, lo que me parecería terrible pues ella seguro que tenía una verdadera vocación de azafata de vuelo y su mundo de indicaciones y ha acabado en un gimnasio.
    Mmm de meter hostias, haberlas haylas, pero aún no he entrado ninguna vez... seguro que me llevo yo alguna ;P.

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  6. Huy, vaya movida con el gimnasio, te devuelvo la visita y hay que ver lo que me encuentro, vaya post más demoledor sobre la gente (incompetente) que trabaja en estos sitios...

    Me ha gustado mucho el primer vistazo general a tu blog (¿Fresh Banking? ¡cuánta razón llevas!)

    Seguro que has llegado a mi blog por el comentario de lo de Julián Valero, jeje.

    Prometo visitarte más.

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  7. Hola, yo tambien vengo hoy a leerte por primera vez...
    En mi gimnasio también hay eso de cruz roja, flecha verde, y hay uno que siempre siempre va mal, a ver si va a ser el mismo...

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  8. Muchísimas gracias por pararse a comentar a mis dos nuevas visitas MEG Y SRA. AMPARO, yo sólo espero que haya una segunda jeje.
    Bueno MEG lo tuyo es rapidez devolviendo visitas y lo demás son tonterías ;P. La verdad es que a lo mejor me he pasado con la chica y suena demasiado demoledor... pero yo es que soy una exagerada para todo jeje.

    SRA. AMPARO reflexionando sobre el adjetivo de Merce para los gimnasios, he llegado a la conclusión de que lo realmente diabólico van a ser esos tornos...

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  9. Pues aunque tarde aquí estoy. Ya me han pasado diversas aventuras y vicisitudes en el gimnasio, que he compartido contigo en más de una conversación. A pesar de ello me sigue sorprendiendo la inmensa capacidad de estos encargados para liarlo todo en general, y a los usuarios en particular. Tal y como has relatado que te lo dijo mas que a una muchacha me imaginaba al calvo que salía a veces en "Aqui no hay quien viva", ese que hablaba escopetado y que se unió a Cruz y Raya. Yo ya puse en tu conocimiento, no se si lo comenté aquí, cuando le entregué a la encargada de mi gimnasio la tarjeta para que me hiciera entrega de la llave de la taquilla... le da vueltas a ese rectángulo de plástico, que me garantiza horas de diversión y desenfreno traumatizante, y finalmente me dice: "Es un carné del gimnasio". Siiiiii, premio, para que luego digan que las chicas guapas no teneis cerebro. Podías haberlo confundido con... qué se yo... un pomelo, pero nooo, se nota que te has ganado a pulso el puesto.

    En fin, que animo, paciencia y ante la duda haz estiramientos.

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