Cosas que olvidé decirte (XIII): No me importa que tendrá la puta princesa ni su boca de fresa

Mi profesora de lengua en el colegio fue iluminada con el secreto para que nos aprendiésemos las distintas métricas de la poesía, y consistía, ni más ni menos, en aprenderte de memoria el poema ejemplo de cada uno para preguntártelo al día siguiente... Eso no es una buena técnica de estudio, estarás pensando.
Bien, vale, de acuerdo, pero nos tenía entretenidos y por eso ahora todo un curso podemos recitar de carrerilla las consideradas por Santillana obras maestras de la literatura, es oír DÉCIMAESPINELA (sí, todo junto, es lo que tiene repetir como un loro) y pensar:

Cuentan de un sabio que un día

tan pobre y mísero estaba

que sólo se sustentaba

de unas hierbas que cogía.

"¿Habrá otro -entre sí decía-

más pobre y triste que yo?"

Y cuando el rostro volvió

halló la respuesta, viendo

que otro sabio iba cogiendo

las hierbas que él arrojó

Calderón de la Barca. La vida es Sueño.

(abstenerse comentarios rematando con y los sueños, sueños son)

QUINTILLA:

Pasó un día y otro día,

un mes y otro mes pasó,

y un año pasado había;

mas de Flandes no volvía,

Diego, que a Flandes partió.

José Zorilla

(Quién me iba a decir que años después descubriría la importancia de llamarse Van-Koningsloo en Flandes)

Pero lo que no le voy a perdonar nunca, nunca, nunca, a aquella maestra, es que, por culpa de los VERSOS ALEJANDRINOS, tenga que saberme la Sonatina de Rubén Darío
[y no la pongo porque es larga de la hostia y va de una princesa con cara de acelga y un superpríncipe vencedor de la muerte en un corcel (aunque yo diría que viene de caza, en la mano un azor, tú verás)]