
Llevo unas cuantas semanas yendo al cine los domingos por la tarde, es una nueva costumbre forzada, es cuando mi hermana y una amiga quedan para ir, si te apuntas, sales, y si no, no te apuntes y te quedas en casa amargándote con el Derecho Civil y la declaración de fallecimiento (que temas más bonitos para domingos por la tarde, oiga).
Es que ellas son personas con trabajos de esos normales, donde trabajas los laborables, los fines de semana los dedicas al ocio, te pagan a fin de mes e inviertes parte de ese dinero en pagar el cine más caro, por ser festivo... y si quiero ir al cine pues es lo que hay, aunque como experiencia queda años luz de lo que ha sido mi costumbre de siempre de ir con Rufus, lunes, martes o miércoles, al pase de las 9.30/10.00 PM y a poder ser, perderte detrás de una rubia en parkings de centros comerciales malditos donde sirven coca-cola de tamaño "normal" a escala Nacho Vidal (Rufus dixit).
Pues bien, obviando que soy opositora, el beneficio generado al mes equivale a cero, que no puedo sacar ventaja del carnet universitario por ser festivo, que siempre cogen el pase de las 7.30/8.00 con lo que pierdo gran parte de la tarde de estudio... obviando todo eso, lo que más me irrita de esta nueva costumbre, es que vayas donde vayas, está atestado de gente, de adolescentes principalmente, que emiten algo así como risas detrás de cada palabra, acho tío, er copón bendito, cagüendiole... con el negro ese te partes el culo y otras frases igual de desternillantes a la par que elegantes que cualquier cinéfilo envidiaría escuchar mientras estás en la cola (porque en los cines hay colas... se me había olvidado).
Pero... lo mejor, lo mejor de todo, es que la sala nunca está en silencio, no te puedes sentar cómodamente dejando todo lo que lleves en el asiento contiguo, porque probablemente esté ocupado, y además te vas a pasar toda la película intentando marcar el territorio con el codo en plan: este trozo es mío, forastero na na niiiaaa (música del oeste) y sin moverlo eh, aunque te lleves de premio una contractura cervical, porque como te descuides y te dé el capricho de usar el brazo para colocarte el jersey o beber agua, habrás sido despojado de tu territorio en "cero coma" (esto también lo utiliza mucho la gente en la cola y yo voy a ir adquiriendo expresiones juveniles para que no me llamen señora los quinceañeros en el autobús) y sin acción para defenderte de quien perturba en tu disfrute, porque aunque es la ley del oeste, no hay duelo al amanecer, como mucho miradas de reproche y respiraciones de mal humor.
Y repito, la gente no sabe ir al cine, la gente no se calla, por dios, consejo al aire:
- Como mucho susurra las estupideces que se te ocurran al de al lado pero no lo digas en voz alta, no eres tan gracioso como tu churri La Yessi te hace creer, y, sobre todo, al resto de la sala no tienes que explicarle la película ya la entendemos solos: ése tío es el de antes/ ya han llegado donde han dicho que iban/ ahora le dirá que no/le ha enseñado las fotos ya verás como se pone eh?/qué guapo ha estao eso eh?/ésa no es la misma rubia, ésa hace de vecina/ ¿pero entonces ese es de los nazis malos? y un largo etcétera que he ido recopilando...
- Perdona, pero ¿podría ser que este asiento fuese el mío?
- EEEEHHHH NOOO TÍO, K AKÍ TOL MUNDO SA SENTAO ANDE A KERÍO, A MI NO ME DIGAS
¿Cómo? Juraría que el cartel Sesiones Numeradas siempre ha sido de lo más explícito y que si al comprar la entrada te preguntan dónde las quieres y te dan a elegir entre varias filas, fila 12 asiento 6, gracias, Fila 12, asiento 6 te vuelve a repetir el caballero trajeado que te la rompe... está claro que es numerada, pero es que también había quedado claro cuando se pasó la gente los primeros 10 minutos gritando de una punta a otra LA DOCEEE SEIS, PEPEEEE y cosas por el estilo, que hasta la muchachuela podía intuir que al bingo no jugaban... aún así, ella se quedó tan fresca, y en el fondo, es que le da más vergüenza al que que tiene que volver a decirle levántate y anda Jerónima, que a la susodicha.
Es más, la cara de apuro que ponía el pobre joven que me miraba como diciendo ¿pero es que nos hemos vuelto todos locos o qué? me estaba dando vergüenza a mí en plan toda la humanidad somos culpables de que estos especímenes cada vez proliferen más. Otro par más de intentos de hacerla entrar en razón y otro par más de exabruptos en plan ke me estás contando, tío necesitó el muchacho avergonzado para desalojarla y yo creo, que aún hoy, le debe parecer igual de increíble y absurda la situación.